Diario de una inadaptada 19

Cuán grácil se transita por similares caminos, atesoro tu pérdida con cierta sabiduría. 

Tú el verdugo y el ángel, una visita que me acomete visceral y contradictoria. 

Somos mareas contrarias que un día se mezclaron presurosas. 

Lo que guardo de ti es un soplo en la costa... la eternidad es una constante, mirame voy desapareciendo.

Reanudación de Propósitos

Todos los momentos son una lucha, de microscópicas o tamañas magnitudes, encontrar el flujo preciso para no desbordarse o desequilibrarse, es la tarea ardua que empesinadamente emprendo. Si bien los anhelos, proyecciones y deseos están presentes, la acción en conjunto con la continuidad voluntariosa, me abandonan antojadizamente. No dudo de mis capacidades, ni talentos, pero existe un precio, que aún no asumo, cierta elocuencia magnética que me lleva a difarear. Hoy 23 de Julio, me prometo dibujar todos los días por un mes. Ya veremos los resultados ( de algo que me sirvan las clases magistrales :) )

Verdugo

Las cosas no suman, ni se reanudan. Una fuerza imperiosa busca cierta justicia, un ordenamiento cardinal.
Si no entiendo con la mente, entonces buscare en las partículas de mi piel, hay una historia tatuada que se prolonga en cada gesto.
 Eres cómplice por abandonarme, por no cumplir tus pactos y jactarte de un deseo fallido, que nos separo.
Conozco todas tus adivinanzas, hemos traspasado dimensiones ocultas, bosque - mar iracuando, perplejo.
Un remordimiento soplará constante, escuchalo y actúa...ella no se merece tu ausencia.

Me voy a paro, a huelga, viajo a Narnia...

Y si no quiero nada, nada más que borrarme de este cuerpo agrio, que exige cuidados, mimos y alimentos. El frío, junto al gris atmosferico inmovilizan. Estar en la divina cama para contemplar todas mis falencias, cerrar los ojos, dormir sin necesidad de netflix, plasmas o cine. Porque mis sueños son envolventes, casi reales, llenos de simbología y pistas misteriosas a develar.
La Diana se fue de viaje, dejo todo tirado, pensando que escapaba, cuando en realidad fue a encontrarse con ella misma, a esa otra dimensión, en dónde habitan fortalezas, encantamientos, amigos imaginarios. La esperan a tomar té, con galletitas de la suerte, en los parajes insondables del eterno retorno.

Vacía con un entramado culposo, elijo esta forma para transmutar. No hay elogios que me calmen, ni situaciones humorísticas a la hora de la verdad. Soy como ese sol en llamas y un cataclismo, el llanto y la ira acumulados me agotan hasta colapsar. No sé vivir y me traumo, no sé atender a este llamado interno, las palabras ya no emigran y mi canto se detiene.